Autónomo o SL: ¿qué son las formas jurídicas?
Para llevar a cabo tu actividad comercial en España, es imprescindible que escojas una forma jurídica. En esencia, se trata de una modalidad legal que va a determinar aspectos clave como la fiscalidad de tu negocio, tus obligaciones tributarias o tu responsabilidad frente a terceros.
En España existen numerosos tipos de formas jurídicas, entre las que destacan autónomos y SL (sociedades limitadas) por ser dos de las más extendidas. Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, en marzo de 2025 existían en España 3.436.929 trabajadores autónomos y alrededor de 1.100.00 de SL.
Dentro de las diferentes formas jurídicas, estas cifras equivalen a algo más de un 57 % de personas físicas individuales (esto es, autónomos) y a un 33 % en el caso de las sociedades de responsabilidad limitada.
Diferencia entre persona física y persona jurídica
Para entender la importancia de elegir entre ser autónomo o SL, primero es necesario comprender una diferencia clave entre estas dos formas jurídicas: el tipo de persona.
- Los autónomos son personas físicas y, por lo tanto, tributan por el IRPF (impuesto sobre la renta de las personas físicas). Lo más destacado de esta figura es que los autónomos afrontan todas sus obligaciones con su patrimonio personal (no existe distinción entre el patrimonio personal y el depositado en el funcionamiento de su negocio).
- Las SL son un tipo de sociedad mercantil, es decir, una persona jurídica (instituciones o entidades), creadas con una finalidad comercial. En estos casos, las obligaciones las contrae la empresa, no cada uno de sus socios, por lo que estos no deben responder con su patrimonio personal. Además, en el caso de las SL, esta responsabilidad frente a posibles acreedores está limitada a la aportación que los socios realizan a la empresa.
Trámites, obligaciones y otras particularidades de autónomos y SL
La distinción entre persona física y persona jurídica no es la única diferencia entre autónomos y SL. Sin embargo, es un buen punto de partida para que entiendas cuáles serán tus responsabilidades en función de cómo decidas afrontar la gestión de tu negocio.
¿Vas a poner en marcha un negocio y aún no sabes por qué forma jurídica decantarte? ¿La facturación de tu emprendimiento ha aumentado significativamente y te planteas constituir una sociedad mercantil? A continuación encontrarás otros aspectos que deberías valorar en tu elección entre ser autónomo o SL.
Trámites y costes
Si quieres ser autónomo o SL, lo tienes fácil desde el punto de vista de la inversión inicial. Para ser autónomo no es necesario ningún capital de entrada, y para constituir una SL únicamente necesitas un capital simbólico de 1 €.
Los trámites ya son un tema aparte. Hacerse autónomo es mucho más sencillo, ya que puedes gestionarlo todo de manera telemática desde casa, dándote de alta en Hacienda y en la Seguridad Social a través de los modelos correspondientes (036 o 037 en Hacienda y TA0521 en la Seguridad Social).
Por su parte, para constituir una SL necesitarás dar muchos más pasos:
- Solicitar una certificación negativa de la denominación social que elijas.
- Depositar el capital social en una cuenta bancaria específicamente destinada a la SL.
- Redactar los estatutos de la sociedad y formalizarlos en una escritura pública ante notario.
- Obtener un NIF provisional para la empresa.
- Realizar la inscripción de la SL en el registro mercantil.
- Obtener el NIF definitivo de la empresa.
Todo esto no solo conlleva más tiempo, sino más dinero (entre 600 y 1.500 € en total).
Tipo de tributación y tramos
La fiscalidad de un autónomo es bastante sencilla: cuanto más ganas, más pagas, ya que los tramos de tu tributación están marcados por los tramos del IRPF.
Las SL tributan por el impuesto de sociedades, con un tipo fijo del 23 % cuando la facturación es inferior al millón de euros anuales.
El tramo más ventajoso para pasar de autónomo a SL está entre los 40.000 y los 60.000 € anuales, siempre que no dediques todos los beneficios a los dividendos o los salarios, y reinviertas una parte notable en la propia empresa.
Responsabilidades contables
Así seas autónomo o SL, te conviene contratar los servicios de una gestoría para estar al día con tus obligaciones fiscales y tributarias.
Pero en el caso de una SL, también suele ser necesaria la ayuda de un contable. Lidiar con la facturación de una SL es algo más complejo que siendo autónomo, donde una hoja de cálculo puede resolver perfectamente el registro de tus cuentas.
Una SL tiene una serie de libros contables obligatorios (libro de inventario y cuentas anuales, libro diario, libro de actas, libros fiscales) que complican algo más la gestión de las cuentas y encarecen los servicios de un profesional experto en la materia.
Imagen, proyección profesional y acceso a financiación
Desde el punto de vista de los negocios, las SL son estructuras empresariales que proyectan una imagen de mayor solidez, algo que agrada especialmente a las entidades financieras a la hora de conceder créditos, préstamos y productos bancarios más ventajosos.
Como autónomo, tu proyecto carece de una estructura empresarial tan formal, y resulta más complicado obtener financiación si los bancos deben fiarse únicamente de tus garantías personales.
Ventajas y desventajas de ser autónomo o SL
¿Sigues sin decidirte? Echa un vistazo a las principales ventajas y desventajas de ser autónomo y SL.
| AUTÓNOMOS | |
| VENTAJAS | DESVENTAJAS |
| Facilidad en la tramitación del alta como autónomo. | Responsabilidad frente a acreedores con tu patrimonio personal. |
| No necesitas aportar ningún capital inicial y puedes beneficiarte de una tarifa plana de 80 €/mes durante el primer año de alta. | El acceso a otras fuentes de financiación es más limitado. |
| Tributas por el IRPF. | Para ingresos bajos está bien, pero al superar los 40.000 € anuales, puede resultar menos rentable. |
| Tienes el control total sobre tu negocio, sin interferencias de ningún tipo. | No ofreces una imagen tan consolidada y profesional como la de una SL. |
| SL | |
| VENTAJAS | DESVENTAJAS |
| Responsabilidad limitada al capital aportado. | Obligatoriedad de ciertos trámites, como la constitución ante notario y la inscripción en el registro mercantil. |
| Puedes constituirla con un capital inicial de 1 €. | La contabilidad es más compleja y exige tener al día más libros contables, por lo que los gastos de gestoría son más elevados. |
| Tributas por el IS. | Es ventajoso solo con facturación a partir de los 40.000 € y la intención de reinvertir parte del capital en la empresa. |
| Ofreces una imagen más profesional frente a los clientes y tienes más facilidades a la hora de obtener un préstamo. | Si los préstamos bancarios exigen avales y garantías personales, perderás la ventaja de la “responsabilidad limitada”. |
Consejos para tomar una decisión entre ser autónomo o SL
- Lo más sencillo es empezar como autónomo, sobre todo si se trata de una actividad como freelance (redactor online, fotógrafo, diseñador…) que no exige muchos gastos ni requiere de la ayuda de socios o trabajadores que te echen una mano.
- Por debajo de los 40.000 € de facturación y sin la necesidad de realizar grandes inversiones en el negocio, la figura del autónomo suele ser más rentable y la gestión mucho más sencilla que la de una SL.
- Si tu negocio crece y necesitas socios, capital, trabajadores y mejores infraestructuras, constituir una SL te ayudará a proteger tu patrimonio personal, al tiempo que tendrás más opciones para impulsar el desarrollo de tu negocio.
- Funcionar como SL proyecta una imagen de mayor consolidación y profesionalidad que suele facilitar el acceso a créditos bancarios, por lo que es una buena opción para negocios con gran proyección.
- Si dentro de una SL trabajas como autónomo societario, podrás fijarte un sueldo y desgravarlo como un gasto más de la empresa.
Preguntas frecuentes sobre autónomos o SL
¿Puedo pasar de autónomo a SL?
Sí. De hecho, muchos emprendedores comienzan su andadura empresarial como autónomos y luego dan el salto a la constitución de una sociedad mercantil con el modelo de SL. Por otro lado, para constituir una SL en la que aportes más del 50 % del capital social, o bien un porcentaje inferior (33-25 %), realizando alguna actividad o las funciones de dirección o gerencia, deberás darte de alta primero en la modalidad de autónomo societario.
¿Es más conveniente ser autónomo o SL?
No existe una modalidad mejor o peor, sino que depende de las circunstancias particulares de cada negocio. Por lo general, se recomienda poner en marcha el negocio como autónomo, ya que los trámites son mucho más rápidos y los ingresos más limitados. A medida que crece el negocio y con ello el volumen de ingresos, tributar por el impuesto de sociedades (SL) en lugar de por el IRPF (autónomos) puede resultar más rentable, sobre todo si facturas por encima de los 40.000 € anuales. Además, los negocios de mayor tamaño también están expuestos a mayores riesgos financieros, por lo que la constitución de una SL te ayudará a proteger tu patrimonio personal.
¿Qué ventajas y desventajas tiene ser autónomo?
La figura del autónomo es más conveniente para emprendedores que acaban de poner en marcha su negocio, todavía no tienen un gran volumen de trabajo o de facturación y necesitan simplificar al máximo los trámites en la gestión contable y tributaria. La principal desventaja es que un autónomo debe afrontar la responsabilidad frente a posibles acreedores con su patrimonio personal. Además, aunque existen ayudas y subvenciones, en general suele resultar más complicado acceder a otras fuentes de financiación adicionales para hacer crecer el negocio.
¿Qué ventajas y desventajas tiene una SL?
Las SL son un tipo de sociedad mercantil que encaja muy bien con negocios ya algo estables y con un nivel de facturación entre los 40.000 y los 60.000 €. Al tributar por el impuesto de sociedades, en lugar de por el IRPF (como hacen los autónomos), pueden ver reducidas las aportaciones de sus declaraciones a Hacienda. Además, los socios de una SL no responden ante las deudas con su patrimonio personal, sino con el capital aportado a la constitución de la sociedad. Sin embargo, la gestión de una SL tiene mayor complejidad, por lo que los servicios contratados a una gestoría tienen también un coste más elevado.





